DERMUS es una asociación que agrupa a clínicas privadas de dermatología de todo el territorio nacional. Nació hace 12 años. Su finalidad es ayudar en la práctica cotidiana. No es para todos los médicos, ni para todos los dermatólogos. DERMUS es algo más específico para dermatólogos que trabajan en el ámbito privado. Se ocupa no solo del aspecto técnico-científico sino de otros que son igual de necesarios para el ejercicio de la profesión: gestión, publicidad, legalidad, fiscalidad, rentabilidad, innovación, etc.
Antes el dermatólogo con una lupa y un puñado de recetas era capaz de pasar su consulta, diagnosticar y tratar. En los últimos años se impone la necesidad de contar con medios tecnológicos para dar mejor respuesta a la demanda de los pacientes: láseres, ordenadores, sistemas de registro y control e incluso redes sociales. Vivimos en una sociedad altamente tecnificada, el propio paciente exige al médico tener ordenador, estar en redes sociales, presentar una imagen de modernidad con tecnología avanzada, etc. Cree que así tendrá mejor solución su problema, aunque no siempre sea así. La tecnología nunca suplirá al sentido común.
La industria es totalmente necesaria en la coyuntura actual. No habría casi formación de postgrado en muchas especialidades médicas sin la industria detrás. No me refiero solo a la farmacéutica de medicamentos, también a la de cosméticos, de equipamiento de láser o fabricantes de cualquier otra tecnología. Creo que es una relación de simbiosis: el profesional necesita de la industria y la industria necesita del profesional.
El dermatólogo es el médico de la piel sana y enferma. Se ocupa de todos sus problemas en un arco amplio: una infección de transmisión sexual, un cáncer, un tratamiento para hiperhidrosis, etc. Es el médico que conoce mejor la piel. Por ello, también es el profesional más idóneo para el tratamiento de todos los problemas estéticos de la piel.
El médico es un profesional libre, igual que el abogado o el arquitecto, por lo tanto puede dedicarse al ejercicio de su profesión en el ámbito privado o público. Ambos son muy respetables. Si hay cada vez mas dermatólogos que se dedican a esa parcela es porque la sociedad cada vez cuida más de su imagen. Si la respuesta no la diera el dermatólogo, lo harían otros profesionales menos cualificados, con menos formación.
Acudió un paciente para que le practicaran una prueba radiológica y le dijo a
la enfermera señorita solo he llegado a 94 galletas, no he podido comer 102
Y la enfermera le contestó riéndose a mandíbula batiente, pero señor las instrucciones especificaban una o dos (1 ó 2 ) galletas no 102 . Esto es una anécdota, pero demuestra que hay que explicar muy bien las cosas.